Un nuevo escándalo sacude a la capital tolimense en medio de la pandemia del COVID-19.

Esta vez no se trata de actos de corrupción, maltratos infantiles ni procesos judiciales, sino de convocatorias sexuales clandestinas que están violando todos los protocolos de bioseguridad.

A través de redes sociales, un perfil que se identifica como Romanza VIP está promoviendo encuentros swinger en donde el plato fuerte es el sexo grupal desenfrenado y la fornicación entre grupos de parejas sin restricción alguna.  

Aunque este tipo de prácticas están claramente prohibidas por las autoridades sanitarias debido a que representan un riesgo de propagación del coronavirus, a los promiscuos poco les ha importado y siguen adelante con sus orgías.

Ondas de Ibagué conoció detalles de estos encuentros que se llevan a cabo en el último piso de un edificio residencial del barrio Rincón de Piedra Pintada, muy cerca al Mercacentro número cuatro de la Avenida Guabinal con calle 53.

Allí son citadas las parejas que quieran participar de la bacanal por un valor que está al alcance de cualquier bolsillo: $30.000.

Las restricciones no existen

Los organizadores admiten máximo hasta cinco parejas por encuentro, es decir, 10 personas en un mismo espacio compartiendo licor, comida y fluidos de las relaciones sexuales.

Las reuniones generalmente duran tres horas, inician a las 6:00 de tarde y finalizan a las 9:00 de la noche, sin embargo, si los participantes desean extender el horario pueden pagar una cuota adicional para quedarse hasta la hora que apetezcan.

Las restricciones no existen y hay permiso de hacer lo que las parejas deseen: orgias, intercambios, juegos eróticos, entre otras rutinas que varían de acuerdo a las reglas y moral de cada uno.

Aunque la organizadora señala que son encuentros exclusivos y muy discretos, las publicaciones en redes sociales y el precio tan económico sin duda le da la entrada a cualquier persona.

¿Existen protocolos?

Pese a que la mujer señala que estas actividades cumplen con todos los protocolos de bioseguridad, el uso del tapabocas no es obligatorio y el distanciamiento social mucho menos cuando se trata de sexo.

La única etapa de desinfección que menciona es al momento de ingresar al apartamento en donde el calzado y vestuario es roseado con alcohol, de resto los protocolos pasan a un segundo plano para dar inicio al juego de miradas, caricias, propuestas indecentes y retos atrevidos.

El vestuario es fundamental para romper el hielo y entrar en ambiente. Aunque no es obligatorio, se recomienda que las mujeres lleven un conjunto de lencería erótica para hacer más interesante la faena, entre tanto, los hombres pueden escoger su atuendo libremente.

Lo único que se necesita para apartar un lugar en estos festines sexuales es el nombre, la ubicación exacta la dan una hora antes del encuentro.

Tan pronto la actividad finaliza, todos aplican el viejo adagio popular que dice: “aquí no ha pasado nada y si te vi, ni me acuerdo”.

Por Juan David Ortiz (@juandavidortiz)