El artista venía sufriendo de quebrantos de salud, que aumentaron tras la muerte de su esposa el pasado mes de mayo.

El mundo del arte lamenta la partida de uno de sus gigantes: Fernando Botero, el afamado pintor y escultor colombiano, falleció a los 91 años después de enfrentar complicaciones de salud. Con su muerte, Colombia pierde a uno de sus artistas más icónicos y el mundo entero despide a una figura influyente en la escena artística internacional.

Según se había conocido, Fernando Botero quien murió a los 91 años, venía sufriendo quebrantos de salud a causa de una neumonía, pero en las últimas horas fue dado de alta y se recuperaba en casa, donde al parecer falleció en las últimas horas.

Su vida

Nacido en Medellín en 1932, Fernando Botero dejó una huella imborrable en el arte contemporáneo. Su estilo único y distintivo, caracterizado por el agrandamiento y la deformación de los volúmenes, lo catapultó a la fama y lo convirtió en uno de los artistas hispanoamericanos más reconocidos a nivel global. Su obra no solo cautivó a la crítica especializada, sino que también conquistó los corazones del público en general.

Botero comenzó su carrera artística de manera autodidacta y se dio a conocer a través de las ilustraciones que publicó en el suplemento literario del diario El Colombiano en su ciudad natal. A lo largo de su vida, viajó y vivió en varios lugares del mundo, incluyendo Madrid, Barcelona, París, Florencia, México, Nueva York y Washington. Su experiencia multicultural influyó en su obra, que fue una amalgama de estilos y enfoques artísticos.

Una de las características más distintivas de la obra de Botero fue su enfoque en las formas y los volúmenes exagerados. Su estilo se caracterizó por la creación de figuras robustas y redondeadas que reflejaban una suerte de monumentalismo sereno. Inspirado en artistas del Renacimiento italiano como Paolo Uccello y Piero della Francesca, Botero logró forjar un camino artístico profundamente original y reconocible al instante.

A lo largo de su carrera, Botero exploró tanto la pintura como la escultura, y su obra trascendió las fronteras culturales. Sus esculturas monumentales se exhibieron en lugares emblemáticos como los Campos Elíseos de París y la Quinta Avenida de Nueva York, consolidando su estatus como uno de los artistas vivos más cotizados del mundo.

Además de su obra estética, Fernando Botero también fue un artista comprometido con las cuestiones sociales y políticas de su tiempo. Su serie de pinturas sobre las torturas cometidas por los marines en la cárcel iraquí de Abu Ghraib en 2003 ejemplifica su dedicación a reflejar la realidad histórica y social a través de su arte.

La muerte de Fernando Botero deja un vacío en el mundo del arte, pero su legado perdurará a través de sus obras que continúan inspirando a generaciones de artistas y amantes del arte en todo el mundo. Su contribución a la cultura colombiana y global es innegable, y su influencia perdurará en la historia del arte como un testimonio de la creatividad y la pasión por la expresión artística.